sábado, 11 de agosto de 2012




Frases del beato Juan Pablo II, Papa. 


"Un hombre que sufre de soledad, está amenazado por varios afanes del alma, trata de apartar de su lado la muerte y sufre una pavorosa pérdida de esperanza...Es este el hombre al que estamos llamados a evangelizar"
"Jesús no hace hincapié en la culpa ni en la condena, sino en la posibilidad real de renacer a una vida nueva en el perdón y en el amor. El Evangelio es ciertamente una Palabra que consuela, aunque es exigente; es un fermento que renueva, una llama que devuelve vida al hombre"

"La Iglesia está llamada a dar un alma a la sociedad moderna...y la Iglesia debe difundir este alma no desde arriba ni desde afuera, sino pasando dentro, haciéndose prójimo del hombre de hoy. Para esta sublime misión de hacer florecer una nueva edad de evangelización...son necesarios heraldos del evangelio expertos en humanidad, que conozcan a fondo el corazón del hombre de hoy...y que al mismo tiempo sean unos contemplativos enamorados de Dios"

"En el Evangelio es posible alcanzar el valor para cambiar el curso de la propia existencia, abandonándose en las manos del Padre celestial. Heme aquí, por tanto, para repetir cuanto diría nuestro Redentor, no deteniéndose en la miseria humana, sino haciendo palanca sobre nuestra capacidad de comprender sus palabras y sobre nuestro deseo de abrirle el ánimo: Venid a Mí todos los que estáis cansados y agobiados, y Yo os daré descanso...aprended de Mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas" (Mt 11,28-29)

"El crepúsculo de las ideologías, la erosión de la confianza en la capacidad d las estructuras de responder a los más graves problemas y a las ansiosas esperas del hombre, la insatisfacción de una existencia basada en lo efímero, la soledad de las grandes metrópolis masificadas, la juventud abandonada a sí misma y el mismo nihilismo han excavado un vacío profundo, que espera anunciadores creíbles de nuevas propuestas de valores capaces de edificar una nueva civilización digna de la vocación del hombre"

"Cristo, a través de la conversión y la purificación del corazón, libera a todo hombre de la cárcel moral en la cual lo encierran sus pasiones. Él está preparado para actuar con poder y misericordia, pero espera a que nosotros se lo permitamos con nuestra posibilidad, espera a que nosotros salgamos a su encuentro"